Oscar (Cacho) Agú
Escritor nacido en Hersilia, residente en Santa Fe y en la actualidad en Santo Tomé, todas localidades de la provincia de Santa Fe
Libros publicados:
* El encuentro
* Desde el parque
* Cadencias
* Paisajes de luz
* Disolución de límites
* Manantiales
* Figura de mujer
* Resonancias del oficio
* El llano
* Cuaderno 93
Los árboles
aquietan morosamente, tiernamente los pensamientos.
Desde su altura no compiten: están.
Acompañan los ciclos y adormecen los vientos;
persisten sin apetecer.
Son compañeros de viaje hacia el sosiego
maestros en el juego de la luz
y no desean más que lo dado.
Luna no conquistada
El idiota que burbujea palabras
o el inventor del invento,
el que abre sus manos con aves flamígeras
o el decorador de horizontes no dibujados,
el que mata por derecho o por matar,
el suicida
el bien informado
el enfermo de sol y arena
el que simula vuelos que no tiene
el que al cerrar los ojos no los cierra.
Todo hombre sin importar rango,
color, genética, continente, lengua,
océanos atravesados, guerras hechas y por hacer,
lunas conquistadas, colonias sometidas,
sueños devorados, palabras inconclusas,
gestos alucinados...
Todo hombre, alto, flaco, bajo, gordo,
atlético, deforme, sedentario.
Todo hombre es una señal habitable,
es un cosmos, es dios en su seno,
es la terrible soledad de saberlo,
es la libertad invernando,
es la duda que mora en la respuesta,
es la verdad inconclusa,
es un cielo a dibujar, es una luna no conquistada.
Esa mujer en bicicleta
Esa mujer en bicicleta bajo la lluvia
la fría lluvia del incipiente otoño
marca un ritmo lento y fugaz
junto a las primeras sombras de la noche.
Blande, toda ella, un aire de zozobra
una lentitud del cansancio
una leve brisa de aún estoy.
Esa mujer, bajo la lluvia, en esta ciudad
lleva todo el peso de la jornada
que se disuelve entre un pedal y otro
entre una gota y otra de la lluvia
se disuelve y se espeja en el lustroso asfalto,
entre las luces refractadas y las sombras.
Esa mujer, bajo la lluvia, persiste
como loca ilusión en bicicleta
como aventura haciéndose
como constancia de la vida.
Poema para no olvidar
Hay treinta mil razones, que no son pocas,
ahumando el tiempo y el fin de siglo.
¡¿qué digo?!. Treinta mil. Sólo son las más cercanas.
Las más nombradas por las flores
confirmadas cada mañana en el barbijo del sol
y navegando, siempre navegando, en las voces del viento.
Nombres que siembran despertando historias
donde el dolor es simiente y la ausencia
una brasa ardiendo corazón adentro.
Oscuro silencio atrapó mis palabras
Oscuro silencio atrapó mis palabras
y no sé
qué ni cómo decir
niño pidepan
qué ni cómo
desarropado
qué ni cómo
desamado
qué ni cómo
niño en los idiomas del mundo
qué ni cómo
ángel en la intemperie.
Archivo del blog
- enero (144)
Qué bien Cacho encontrarte en esta antología de Norma! Es impactante este "oscuro silencio atrapó mis palabras" ¿qué palabras se pueden decir ante un niño como el que nombrás? me siento muy identificada con este tema y con el de "Esa mujer en bicicleta" que recordarás produjo mi poema " El otoño que asoma", en fin, la maravilla del arte.
ResponderEliminarUn abrazo
Bertha