Jorge Castañeda

Poeta, escritor y periodista nacido en la ciudad de Bahía Blanca y radicado en Valcheta, provincia de Río Negro.

Libros publicados:
* La ciudad y otros poemas
* Poemas breves
* 30 poemas
* Poemas sureños
* Sentir patagónico
* Los atabales del tiempo
* Valcheta, un pueblo con historia
* Suma Patagónica
Libros inéditos:
* El lirio de los valles
* Crónicas & Crónicas
* Donde llora el ornitorrinco


Mi esperanza barco sur

Barco herido piedra soy
Escorial prisma de luz
Un color una sustancia
Por mis venas sangre azul.
Caballero solo nácar
Corazón a contraluz
Y una lluvia monocorde
De tristezas en azul.
Soy estrella de los cielos
Me lastima la inquietud
Pedregal picada abierta
Y esta pobre latitud.
Viento torpe catedral
Le meseta una virtud
Caracolas y gaviotas
Mi perdida juventud.
Sílice soy basalto
Fogón de lumbre a la luz
Distancias faldeos del monte
Sordos galopes en cruz.
Araucaria en la espesura
Sol amargo y lasitud
Riscal perdido vertiente
Busco mi escala de luz.
Amigo soy del viento
Peregrino y al trasluz
Bitácora navegante
Mi esperanza barco sur.


Patagonia

Reino de plantas enanas
Y de piedras tutelares
Tiempo perdido en el tiempo
Sus últimos avatares.
Misterios en la espesura
Donde alocan los imanes
El paso de las centurias
Sus edades primordiales.
Fundación en los ancestros
Sus luces crepusculares
Rosa vana de los vientos
Lunas por los escoriales.
Imperio de las tacuaras
Oblicuas y desiguales
El Toquí ceremonial
Y de piedra los corrales.
Estepa en el horizonte
Con sus dioses arteriales
Panteón viejo olimpo caído
Su estatura de gigantes.
Recuerdos de la memoria
Sus llamadas ancestrales
Tiempo que llama de lejos
Para descifrar sus claves.
Me voy. El Sur es mi Norte
Sus estrellas son mi sangre.
La Patagonia es un sueño
Aguardando entre celajes.


Soneto a la fluorita

Con estrambote

Arco iris de cristales fulgurantes
Quetzal inmóvil gloria subyacente
Mineral con destellos piedra riente
Corazón de colores palpitantes.

Multicolor racimo destellante
Jardines escondidos roca ardiente
Terrenal acuarela brillo urgente
Granada mineral y rutilante.

Pedernal cristalino flor hermosa
Coral multicolor prendida brasa
Inmóvil y chispeante mariposa.

Pájaro que fulgura sol que abrasa
Mineral que palpita culta rosa
De fluor que todo brillo sobrepasa.

La copa del minero se rebasa
Con tu ambrosía terrestre y fragorosa.


El sol de los veranos

Ya la tarde declina diáfana y prematura
Y se lleva la luz con el sol tramontano,
Ya de algodón las nubes otro invierno preludian
Y la nieve rebate sus alas de pájaro.
Ya la pena del hombre el espacio conjuga
Y en un gesto ritual se extiende de brazos:
Como el paisaje nuestro el alma se desnuda
Y aterida de frío se guarece al ocaso.
Bajo los sentimientos el hombre se arrebuja
Y resiste los ímpetus que azotan el páramo.
La savia solo duerme o tal vez lo simula
Para en la primavera producir el milagro.
El fruto de la vida en su tiempo madura
Y la vid renovada crecerá por sus pámpanos,
Se trocará la pena por secretas dulzuras
Y será más redondo el sol de los veranos.
Amigo: la tristeza su arabesco desdibuja
Y la trilla nos espera rebozando sus granos.


Canción para mi río

Quiero mojar mis manos en el río
su agua fresca bajando del Limay
viajar en las lanchitas por sus aguas
buscar el sol en su boca de sal.
Nostalgia del Río Negro en la comarca
de frutas y manzanas me hablará
su corazón perfuma en las riberas
como mis penas sus aguas se van.
Quiero dejar mis horas en tu cauce
hablando de mis cosas al pasar
me saludan los sauces y los mimbres
y esta vida con ganas de soñar.
En la arteria de tus aguas quedaré
y en tus olas su espuma de cristal
como pasa el caudal de tu corriente
pasan también mis años que se van.


Valchetango

Silencio de los rieles dormida la estación
los loros que regresan repiten un adiós
el pueblo se anochece preludia mi dolor
me acuna como un niño la luna y su fulgor.
Álamos que conversan un cielo de arrebol
las pálidas estrellas que rielan su temblor
murmullos del arroyo dicen con su rumor
mañana será tarde la espera del amor.
Las aguas que se van me dejan su temblor
mi vida mis afectos todo mi por tener
los sauces y los mimbres los jardines en flor
Valcheta se anochece el cielo un carrusel.
Me duele su recuerdo sus manos como un sol
mañana será nada ¡qué importa mi dolor!
Adiós querido arroyo también te digo adiós
ha de quererla mucho mi pobre corazón.

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