Gina Escobar


Poeta, trabajadora cultural, docente nacida en Posadas, Misiones, en el año 1955


Libros Publicados:
* Original, 2006, Ed. Tres Mas Uno, Bs As.


Clave
(piano,piano)

Camino de hormiga
eriza inquietante
de cintura a lóbulo.
La nota tan suave,
tan húmeda tiembla
en la sinfonía
de poros hambrientos.
Nos dibuja un ritmo
acompasado y tenue
que invita a tu boca
a repetir la frase
de cintura a lóbulo.
Esta vez, izquierdo.
Tu lengua fecunda
y allegro recorre
del hombro hasta el cuello
Tu viril presencia
vibra en el compás
que hondo estremece
y gime in crescendo.
El pezón se ofrece
como manantial
y ávidos tus labios
se sumergen ebrios.
Tus ríos anegan
mis playas contienen
y molto vivace
mar adentro mueren.
Colofón celeste
de amor sin fronteras
manos apretadas
los dos y el silencio
Epílogo tierno
de nuevas caricias.
Epílogo y aria
de un nuevo concierto.


Oh! Patria

Se agazapa el silencio
tras la tarde mutilada.
Impune el garfio,
desgarra albores
en piélagos de sangre
de capullos y pichones.
Cabalga sobre el miedo
la noche solitaria,
el resplandor de un rayo
anuncia el golpe.
Ella...aún se yergue
en su preñez incierta,
pugna en estéril insistencia.
Digna siempre, aunque violada,
por la bota, el salmo, la ley…
y la indiferencia.


Mujeres

A todas y
a ella… la Mujer

Hay mujeres
que encallecen sus manos
forcejeando con la vida.
Hay mujeres
que florecen el regazo
para acunar en rosas a sus hijos.
Hay mujeres
que blindan el corazón ante la injuria
para preservar el néctar a los justos.
Hay mujeres
de viento y llamarada
iluminando el infinito con su alma.
Hay mujeres
embistiendo tenazmente a la injusticia
y relamen su propio dolor bajo la almohada.
Hay mujeres
de laurel y manzanilla,
hembras de puño en alto y atrevidas,
cuchillo la mirada, espalda erguida
bálsamo tibio o banderas aguerridas.
Hay mujeres
que por su hombre encienden
en el pecho, una estrella
en la voz, una metralla.
Hay mujeres
que inventan cielos
para enseñarnos a volar con nuestras alas.
Hay mujeres
que guardan la mirada
para el sufrimiento de los parias.
Hay mujeres
de ovarios, compañera
hay mujeres así, por todas partes.
en el monte
la llanura
en el estero
en las cocinas de las casas
en las sombras de las calles.
Hay mujeres
en el valle y la montaña,
mujeres que pelean
y que aguantan.
Mujeres de estirpe como robles
callan a veces…
pero no las callan.
Hay mujeres
tan mujeres, de tal magia
que aunque ligeras sandalias caminaron
profunda huella nos dejaron marcada.
Hay mujeres,
compañera , tantas
que resumen la belleza y las agallas.
Mujeres
que de hembras son un arte.
Pero hay una,
sólo una, tan amada,
que de honda herida
del amor, hizo un baluarte.
Una, solo una,
que con solo invocar su nombre,
nos hace inmortales a todas las otras.
Una ,
cuya talla de mujer
la gloria y los honores amerita,
erigió en el pueblo su memoria
pero quiso que la llamaran ,
sola y simplemente,
Evita.


Manantial

En tu piel de musa
descansó mi errancia
sus pesares.
Origen del poema,
tu vientre,
hizo añicos lo incierto
fecundando el aire.
Asombrada
de guijarros rumorosos
de tu boca
subió el canto
hasta la raíz
del alma mía.
Bebí
de tus senos chocolate
la libertad que supo
descubrirme
hembra una mañana.
A manzana y luna
sabían
tus pezones.
A mujer entera.
Sabían a ternura.
Con dorado hilo
el terciopelo.
vio brillar
tu rastro
enaltecido.
Enmudeció la noche
en lo profundo de tus ojos
Escandalizaste
al sol, fanal de luz
resplandeciente
y tibio.
Oculta la pena
tras la cornisa de tu talle
nunca pudo
parirse tristeza…
Hasta tu marcha.
Fue entonces
cuando la madera
de tu esencia
reverdeció
en las guedejas
de tu estampa.
Odas
se escribieron
incansables
repitiéndote.
Cómplice amiga,
noble proceder,
almizcle y menta.
Pájaro grácil,
jazmín y hiedra.
Roca antigua
de bravura indómita
Morena mbarete*,
mi vieja.
Aparejo mis naves
en la embocadura
de tu nombre.
Empalmo mis aguas
en tu río.
Oteo horizontes
en busca
de tu paso
y echo a navegar,
desde tus alas,
mi propio destino.
*mbarete: Del guaraní, fuerza, coraje, bravura, valentía.
Primer premio 1° Concurso Literario Internacional de Poesía y Narrativa Campana 2008: “Día de la Madre”


Obituario

Así es. Oscila
entre vértigo
y diatribas.
Un epitafio
doloroso arbitra.
No caben dudas.
Ha muerto la justicia.


Alguien

Alguien sentado en la plaza
bebiendo la cruz del olvido.
Alguien pasará a su lado
con el corazón ciego.
En efímero arrebato de congruencia
alguien hilvanará inútiles
sortilegios introspectivos,
entonces a alguien se le ocurrirá
llamar a los medios
que a la vez llamarán a alguien
para interpolar las culpas de todos,
alguien que a su vez cargará tintas
contra alguien
que no dispuso de recursos
en tiempo y forma.
Alguien, tan ferozmente innecesario,
como los yanquis,
pero igualmente sádico y estúpido,
reprenderá a alguien que pierde tiempo
en una entrevista
pudiendo ocuparse de algo más importante
que esos vagos.
Alguien sentirá vergüenza propia y ajena
aunque no haya alguien
que lo entienda o escuche.
Alguien discurrirá con barata filosofía,
que alguien inventó
para soslayar irresponsabilidades,
que así es la vida
y se irá sin remordimientos.
Alguien, más hijo de puta que los anteriores
o quizá más hipócrita,
salvará su cuota espetando un
son así porque les gusta.
Alguien sangrará íntimamente rememorando
tiempos de entrega y altruismo.
Habrá alguien siempre
que opine, gima o putee
arrimando más leña al fuego,
y mirando a ese alguien
que es nadie para esta sociedad,
que alguna vez, como todos,
soñó con ser alguien,
me preguntaré por vez enésima:
¿ha visto alguien la tristeza
en los ojos de ese alguien,
al que sepultamos diariamente
en nuestras calles?

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