Silvia Montoto

Nació en Maquinchao, Línea Sur de la Provincia de Río Negro.

Libros publicados:
* Antología de Expresiones Literarias del Neuquén (S.A.D.E.) 1977
* Vuelo de poemas.
* Duendes – Ed. Amarú de Buenos Aires
* Ocaso de grillos Ed. Amarú de Buenos Aires.
* Luna, retamas y sueños – Ed. Esquel S.A. Chubut.
* Otro Gallo cantaría y otros cuentos – Ed.La Lámpara Carmen de Patagones.


Fue en agosto

Fue en agosto, un lunes.
me contaron.
Fue en agosto y nevaba…
Cuando lloré por vez primera
como he llorado hoy, al ver en ruinas,
el nido de mi infancia.
Fue en agosto de escarcha en los tejados,
de silencio en la calle
y leñita encendida
Y era Yo…
¡Tan pequeña y tan leve
pretendiendo en agosto
enfrentarme a la vida! …
Era agosto que acumulaba escarcha
sobre la piel dormida de los charcos,
adornando con agujas transparentes,
las espinas de los alpatacos.
Fue en la tarde de un lunes, me contaron.
Era agosto y nevaba…
Barriletes y muñecos de nieve
fueron después mis amigos de infancia.
Una infancia de calles silenciosas,
de leñita encendida
tras los vidrios llorosos de mi casa.
Ese lunes de agosto, por la tarde,
Se encendieron los sueños en mi alma.


Los higos de marzo

Cerquita del tronco
Rugoso, grisáceo,
Terminan su vida los higos de marzo
dejando su jugo agridulce en la tierra
para que la vida,
se vuelva a trepar en los gajos.
Ni el viento
Ni el agua
Tuercen su destino.
Se mueren muy cerca del tronco
Los higos…
La vida, que tiene esas cosas,
Me ha llevado lejos del Árbol querido
que me dio la vida y me dio su abrigo.
Fui su flor, su fruto.
Heredé sus genes
Caminé tratando de seguir sus pasos
Hoy… ¡Cómo quisiera ser como los higos!...
Que nunca se caen lejos de su árbol.


Ilusión

Estoy mirando sobre el mar
La caída lenta de esta tarde de marzo…
Y recortados sobre el horizonte,
un hombre de alta talla y una niña
tomados de la mano.

Caminan.
Se detienen.
Tiernamente se besan
y la niña con su cabello al viento
enlaza su cabeza…
Una envidia nostálgica me envuelve,
se apodera de mí.
mis ojos cierra,
entonces, nuestras manos se unen,
nuestras voces
inventan un juego de palabras
con mis preguntas y con tus respuestas.
Mi ilusión, de pronto,
se desgrana,
se diluye,
se aleja…
La realidad es otra en mi recuerdo.
No existe el mar y no hay palabras.
sólo el viento y los cerros gastados,
me escuchan,
me contestan.
¡Papá!…
¿Por qué no hubo una tregua en tu cansancio
para intentar conmigo
el juego de los sueños?
¿Por qué tus ojos siempre tristes
guardaban tus secretos en silencio?
Siempre te imaginé un “hombre chiquito”
transitando tu camino de arriero
con la escarcha de los amaneceres
instalada en tu alma,
penetrada en tus huesos…
Muchas veces sueño que estás muy cerca
y apuro el despertar por detenerte
¿Fuiste un hombre feliz?… Quisiera preguntarte,
pero tu imagen y mi ilusión
se quiebran.

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