Rodrigo Galarza
Escritor, profesor en Letras, co-fundador del Grupo Literario “Pájaro de Tinta” y director de la revista del mismo nombre, nacido en la provincia de Corrientes Argentina, en 1972.
Libros publicados:
* Soles dormidos (poemas, 1992)
* Cuentionario (1994, 1er Premio del Certamen Anual de la Asociación Correntina de Cultura Inglesa)
* Diluvio en la memoria (poemas, 1995)
* Ráfagas de pájaros (poemas, 1997-Premio Edición “Rosalina Fernández de Peirotén, Asociación Santafesina de Escritores)
* Relámpagos de crepúsculos (poemas, 2000, Edit. Pájaro de Tinta)
* El desierto de la sed (Amargord, 2005, Madrid)
* Odiseo en Lavapiés (Amargord,2007, Madrid)
* Parque de destrucciones (El suri porfiado, Buenos aires 2008, Amargord, Madrid, 2008)
Actualmente vive en Madrid; se desempeña como editor del sello Amargord, dirige la revista de estudios poéticos y la colección de poesía latinoamericana así como el ciclo de poetas en vivo de la misma casa.
Parque de destrucciones
soy el que hundió su pulso en la niebla
el de la vocación por los derrumbes
el de los cielos verticales en suburbios insumisos
soy el de la diaria antropofagia
antes que el domingo anestésico de misas complacientes
soy aquel lejano en mí
estigma absurdo mi nombre
atrapado en un patio con olor a mangos y a tartas de mi madre
la reina encantada de las fuerzas sangrantes,
en el principio era el allá...
donde mi nombre resplandecía
como el de un ángel herido siempre
por una luz de naranjales
que descolgaban soles
y llenaban de dulzor el aire
cantando lo incantable
el "acá" es ahora un arrebato del "allá"
un traje harapiento que me viste en medio de la nada
en medio de todo, en medio de paisajes
que ya no caben en mí, que se tornan pura tristeza
puro engaño de ausencia,
garúa que se mete en las carnes
y compás a compás arranca
mi respiración de mangos y tartas de mi madre
pero hay más, mucho más: estoy vivo y digo:
aquí estoy y esta ciudad se llama Madrid
y este dolor tiene nombre y este dolor devora la ciudad
que me mira con indulgencia y ojos de amante a plazos,
de mujer que se resiste a la caricia,
estoy vivo y mi dolor me alumbra y me sacude
y mi llanto colapsa los sumideros y avergüenza los orfanatos
y pago la renta con el hambre de mis bolsillos
con el hambre que no se dice: se viaja y hace:
yo el pasajero de mi estómago tambor vivo en mí hacia mí
y mi llanto me lava y lo que se va me alimenta y lo que viene me lastima hermosamente
pero hay más, mucho más: no olvido mi nombre
y esta ciudad lo sabe y me llueve
cuando le ruego que clave sus colmillos en mi blanco cuello
de garza atardecida allá en un mar de fragancias
oh dioses de la transparencia y de los venenos más sutiles
hay mucho más que este dolor
hay mucho más que un hombre
hay un guerrero a destiempo que hace tiempo
y la paciencia de esta ciudad que se llama Madrid
la desesperación de buscar caminos y de navegar ríos
que se mueren de pronto sin llegar al mar,
sin decirte adiós y cantarte el crepúsculo
se mueren en silencio en medio de una bruma soñada
se mueren por clavarse un estandarte de rocío
fabricado en polígonos industriales
o en las factorías de los gobiernos
pero hay más, mucho más: estoy vivo y la desnudez es mi escudo
¡de mi ombligo crecen flores!
he visto la belleza sentada sobre el banco de una plaza infectada de palomas
he visto a un niño llorar por última vez como niño
he visto a un dios ebrio (vestido de súcubo) bebiendo del fétido aliento de los mendigos he visto a un ministro disfrazado de ministro creyéndose dios
y a un ministro disfrazado de hombre fornicando en Tailandia con una niña
he visto "Sea Harriers" olisquear médulas espinales, bombardear chabolas y hospitales,
cuerpos con olor a infancia,
he visto sus festines de lobos del aire
pero hay más, mucho más: atravesar en un día trescientas puertas
y contar los despojos y trazar un mapa posible de cicatrices
*****
alguien nos mira desde los muros, quizá el dolor que levanta ciudades
o el dios atroz que ensaya en circos romanos, en prostibularios de la ternura
se les pudre los ojos a los profetas del neón
se les pudre durante el día
ah/
pero el sarcoma baila
cantan los gusanos
alguien nos mira desde los muros
alguien trepa las tapias como una fósil enredadera que todavía arde
no alcanza la morfina que brota de las cloacas
no alcanzan las cloacas de los bares
no alcanzan los bares donde entre parábolas y parabólicas
colgamos los trofeos del infierno:
pero hay más, mucho más:
estoy solo " voy al coliseo a prenderme fuego",
la Castellana parte desde mis piernas y no regresa
me miro en lejanía sin regresar
suelta sus amarras la noche y se oye una sirena
sin embargo el barco se queda zozobrando en mis jugos gástricos
peristáltico velamen
y todos vivíamos sin vivir en nosotros
y todos moríamos sin morir
y algunos resucitábamos sin vivir
pero hay/ habrá más
*****
he visto radiografías vivas/ sonrientes de juguetes dormidos,
las he visto hervir su inocencia: espermas de tragedia
he visto un yonky juntar su osamenta en cuchara de plata, arder en un fuego helado, desnudo recorrer un glaciar
me he visto transformarme en colibrí y libar los ojos de todos los habitantes de Madrid, me he visto llorar en el desierto y otros me vieron y me dijeron que no estaba solo
y yo les vi solos
les vi llorando más solos
les vi entregándose por tickets de Carrefour
y nos vimos todos juntos y lloramos todos juntos y supimos que no estábamos solos, que no es bueno que el hombre esté solo
¡ah lo supimos!
en el tufo a ginebra y las hélices muertas de los ADN en el semen reseco,
en el semen a puerta de una “virgen invisible que manejaba los itinerarios”
lo supimos y eyaculamos todos juntos y engendramos hijos en estrellas muertas
no es bueno que el hombre esté solo -dijo una voz que ardía en la zarza-.
¿¡no!? dijimos al unísono los que enflaquecíamos por la nariz solos
pero hubo más mucho más: una mujer nació de mis costillas
nació para dolerme, para tenerme en su vientre y yo miré dentro y me estremecí ardiendo, nadé entre sus algas y eso fue todo,
pero hay más, mucho más: estoy vivo
la herida nos libera sin medida,
no alcanzan mil ojos ni mil lenguas de sal
sólo las crecidas alabanzas del desconcierto,
la saciedad de saberse entre ruinas,
¡caminar entre ruinas!
el cerco de los días
la resaca del que ve los nuevos asilos
los oleajes febriles del sueño
¡basta! con esta piel construyo un castillo,
los muros de Madrid cercan y abren mi entendimiento
me desangro en calma, la ñata contra el vidrio: Piazzola en el café Central
Piazzola lejos, a quince euros del cristal, a una bacteria de mis vísceras
adentro, más adentro: la tormenta central
Tren de las nubes*
1
los hijos del cobre
salen del centro de la tierra
sacan a pasear la memoria de los ríos detenidos
en las vetas de sus cuerpos
cuencos de ternura olvidada
en ponchitos de vicuña
salen del centro de la tierra
a conquistar el aire,
a perforar el sol con sus puños minerales
y sus llantos silenciosos
los hijos del cobre
salen del centro de la tierra
a domar el viento de los andes
mientras sus huesos de marionetas
silban himnos de otro mundo,
epifanías de un dolor que nunca se acaba
2
surgen desde el fondo de los siglos
y sus ombligos de adobe y silencio
fulguran de tristeza
en la espera de un tren exhausto
que les alivie las penas
los hijos del cobre
surgen desde el fondo de los siglos
y a cambio de unas monedas
o de una sonrisa
te venden un poco sus oscuras miradas
el cuarzo impío de sus sueños
mientras que otros
-en los marsupios multicolores de sus madres-
espían incrédulos,
se resisten a nacer así:
desamparados por su propia historia,
por sus mitos enflaquecidos
en nombre de la Biblia y del “ progreso”
los hijos del cobre
salen del centro de la tierra
Dedicado a los niños del pequeño pueblo minero de San Antonio de los Cobres que aguardan la llegada del tren para vender artesanías. El pueblo está ubicado a cuatro mil metros de altura entre valles y quebradas de la provincia de Salta del noroeste argentino.
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