Alicia Borgogno


Docente y escritora nacida el 11 de octubre de 1947 en Cañada de
Gómez, provincia de Santa Fe, lugar donde reside.


Libros publicados:
* Madura de sueños (Editorial Dunken, 2005)



Ocre

Algo se escapa
entre el día y la noche.
Se oscurecen los soles
en la cima del tiempo.
Horas sin tregua
mortifican la carne,
nevadas roedoras
congelan
el caudal de las arterias.
Pies presurosos
con paso decidido,
saltean los escombros olvidados.
Ni luces,
ni negro,
sólo rostros difusos
entre el día y la noche.
Ni luces,
ni negro.
Ocre.
Simplemente…ocre.


La otra orilla

No voy a cruzar a la otra orilla…
presiento un gris sin vuelta.
Me resisto a ese trozo de mar
que nos separa.
Me aferro a esta latitud paciente,
de un mundo delineado ya hace tiempo.
No quiero exponer mi piel en ese intento,
vacilar en el aire de una luna incierta,
incendiarme por un sol ensangrentado,
ni tejer a ciegas en la niebla.
Hoy despierto serena
sin pensar en mañana.
Me visto con mis años
en la aurora encendida,
me calzo campanadas
para estar despierta,
aligero palabras en plegarias austeras,
y paseo mis mañanas
por las playas desiertas.
No habrá nunca otra orilla
de vientos desgarrados,
y aunque remiende velas
quedaré de este lado.


Agonía de pájaros atados

Oleaje de misterio…
Vendavales que soplan horizontes
cegando las pupilas.
Sí, mi dolor
vibra en otro tiempo…
entre grietas sepulcrales,
llamaradas volcánicas
y avidez de llantos.
Con un gesto detenido
ablando mis párpados,
lloro sin lágrimas.
Sólo me oxido por dentro
para no dejar señales…
Señales de una agonía
de pájaros atados
que no pueden fugarse.


Oquedad

Oquedad
que acumula
vestigios indeseables.
De su porosidad
cuelgan
retazos deshilados de momentos…
hay fisuras
por todo lo negado.
La invaden ocasos prematuros…
sobran horas
en noches de fantasmas.
Un desvelo insaciable
aqueja bajo un reloj
atascado en una urgencia .
¡Cuántos olvidos!
¡Cuánta ausencia de tibieza!
Con los párpados cerrados,
renacemos al final del camino.
Camino que, seguro,
termina donde empieza.


Sin tus huellas

…Y mis pasos se hacen lentos
cuando descubren tu ausencia.
El comienzo se vuelve final.
Una telaraña de recuerdos
se despereza.
Vuelo en un desierto
herrumbrado de sueños.
Bosquejos de aleteos,
cielos amarrados,
muecas ondulantes,
se desvanecen
como el último vestigio
de otro tiempo.
Cabalgo entre preguntas,
desgajo respuestas
en una inmensidad
que no te tiene.
…Y mis pasos se hacen lentos
cuando descubren tu ausencia.
Me despertaste a la vida,
hoy, que quedé sin tus huellas,
me regresaste a las piedras.


Lacerada de preguntas

Un murmullo de voces cansadas
surca los muros de mis sueños.
Arrasa memorias que dormitan
en la quietud del tiempo.
Allí donde el amor y el dolor se confunden,
me regalo un instante
para mitigar ansiedades…
Y esbozo una plegaria
implorando razones.
Lacerada de preguntas,
vacía de esperanza,
suplico desterrar rencores
que lastiman mi encierro,
mientras intento perdones.


Amaneceres de alas distendidas

Se frustraron partidas,
se malgastaron instantes…
En el cuenco de mis manos,
heridas desnudas
delatan naufragios.
Me habitan relámpagos
en giros desbordados,
apelmazo crepúsculos,
engendro amaneceres
de alas distendidas…
y en esa convalecencia
fijo anclas,
transmuto las cenizas
de fuegos emigrados
a umbrales
donde la razón
señala su cordura.

1 comentario:

  1. Alegria de encontrarte en la antologia que Norma, no sin esfuerzo pone a consideracion de los amantes de la poetica. No son simples los versos que derramas en tus poemas, pero sin embargo, las metaforas que contienen superan a los amaneceres que forman las alas distendidas.

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