Moni Munilla
Escritora y periodista nacida en Corrientes.
Desde 2005 es Encargada de la Sección Cultura del Diario “El Litoral” de Corrientes
Libros publicados:
* Marión (poemas-2003)
* Cuando digo septiembre (poesía/prosa poética-2007)
* Demasiado lejos (novela)
* Donde me lleve el viento (poemas)
Pasado
No sé si fue soñado y se hizo hostia
cuando tocó el umbral
de mi poesía
o fue quizás un grito madurado
en silencios antiguos
como si me correspondiera
llevarlo hasta el destierro
con las manos atadas
tras la espalda
sin siquiera mirarlo.
Alguna vez estuvo
y me cubrió de heridas el presente
con un rostro prestado
y el ropaje
que solamente visten los valientes.
Luego la sombra
lo hizo vulnerable,
casi humano
andante de voluntades
en la estrechez de un mundo
que lo estaba asfixiando.
Algún dios conspiró para olvidarlo
y hacia la medianoche
ya se había marchado.
Vi su silueta curva doblando
la otra esquina
y no atiné a llamarlo.
Después de todo fue
mientras estuvo
simplemente el pasado.
En una palabra
En una palabra
se conjuga el pretérito imperfecto
y es siempre lo mismo.
Ya no hay diez mandamientos
que argumenten pecados
y entre decir y hacer
cabe el abismo
de suponerse prójimo
de sus propios instintos.
En una palabra.
Se pregonan nociones de existencialismo
y se niega el consenso,
se bastardea el pensamiento
y la censura (sin mediar argumentos)
determina un espacio tan estrecho
por donde emigra el ansia humana
hacia otro puerto.
En una palabra.
Uno en el andar olvida.
se pone el mameluco del obrero
y evita la vergüenza de lo ajeno
por entender que el arte de lo eterno
trasvasa voluntades y anula el pesimismo.
Muy a pesar de todo, la negación
refracta en los bolsillos y en una palabra
uno que nunca quiso al fin acepta
y se conforma conjugando el verbo
en el pretérito imperfecto
de los eufemismos.
El lugar que me ocupa
Mi lugar.
El que ocupo.
Con todas sus esquinas
y sin cielo,
guardián de mi vida,
carcelero,
propone cada día
un sueño nuevo.
Es nido,
sabe a verso y en mi forma
se perfila su consuelo.
A veces huele a llanto.
Yo siento su humedad
casi con miedo.
El que lo sabe todo nada dice
y es tanto lo que callo que comprende.
Mi lugar de primaveras
es pequeño
y en la noche se hace inmenso
para albergar recuerdos.
Me regala el silencio
de todos sus fantasmas
que duermen si despierto.
Por mi detiene el tiempo
sin planteos
y si pido la luna
abre sus brazos
y a mi lado la tengo.
Este otoño los dos
llegamos juntos
pisándonos la sombra
como un juego.
Más viejos, más cansados,
más atentos,
con una sola llave y un solo corazón
latiendo.
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