Luis Taborda

Profesor de Historia, escritor y poeta nacido en 1953, reside en Tinogasta, provincia de Catamarca desde 1984

Libros publicados:
* Poemas, sonetos y canciones (1986)
* Kakan (1992)
* El desalejado (1998)
* Cuaderno de vida (2004)
* Alpargatas de Van Gogh (2007)
* Cincuentayseis (2009)


Syrah

(para el vino de esta tierra)

En la bandera de su sombra
se cobija un dios aterciopelado y dadivoso

Su piel tiene reminiscencias
de la fragancia de la noche
en que Cristo lo probó por última vez

Nosotros lo resucitamos ahora
como sedientos apóstoles bebedores
que pretenden elevar un cauce
-entre la razón y el delirio-
para la eterna victoria del hombre y del cosmos


Mi país

Mi país es este
alto pedregoso indiferente

El día verde a veces viene
a veces no

Entonces debemos contentarnos con lo que hay
en nuestra alforja de quimeras
un duente por aquí
un riacho impenitente por allá

Y con esta poquedad
labrar la vida
la palabra

Exornarla hasta que vuelva
otra vez la primavera


La permuta

(para la Celia de Guayamba)

Permuto discurso por comida
virginidad por tibieza
acometida por bondad
celofán por cesped
globalizaciòn por terruño
pintor por pintora
traje de amianto por poncho de vicuña

Vozarrón de mando por susurro
acomodo por dignidad
facilidad por hábito
interés por curiosidad
niño por dos niños
canto castrato por vidalita
felicidad por fuego

Armas por aroma
seguridad por imprevisto
visita por residencia
cielo por parcela
cautela por desenfado
conformidad por vértigo
tierras raras por arcilla

Y a toda tu tecnología de punta
por el vuelo incierto
de una mariposa blanca
en el medio
del aire transparente


La olla

(para la dueña de la olla)

Alabada sea la olla
pues en su canto cabe
el de todos nosotros
en este medio mundo proletario

Cuando baila en el fuego
al compás del primer hervor
su aliento nutricio
enardece las sangres

Somos sus hijos
después de todo somos
sus hijos
porque ella es la madre
de la furia del fulgor
del pescado los tallarines
el ponche la mazamorra
y el guiso carrero

Cuando nos vamos
/ y no siempre nos vamos
de la mejor forma o manera /
qué remota queda la olla
qué frío es el mundo
más allá de los elementos
que la concitan
Más allá del recinto de la cocina
donde los astros giran
alrededor de la receta fragante

En las manos sabias
para el aderezo
en la mirada lacrimógena
que piensa mitad en la cebolla
mitad en el hijo que anda lejos
yo encuentro todos los arcanos

Celebro poder decir estas cosas
si las callara mi poesía
no tendría sentido

Viva la olla de los entremeses!
La sacrosanta olla de la ropa sucia!
Viva la olla de mis cuarenta!
Viva la olla de mis cincuenta!
Y la que llega sin remilgos
como el perro fiel de la casa
para que en ella sopemos a la vida

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